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Las acelgas siempre se han relacionado con las dietas para enfermos o para perder peso, sin saber que tienen muchísimas propiedades y nutrientes. Además siempre se han asociado a alimentos sin sabor. Es muy curioso que quizá por esa asociación la gente las toma muy hervidas y evidentemente no saben a nada. Se pueden hacer de muchas maneras, desde al vapor a salteadas y aceptan la mayoría de las especias. Se trata de una de las verduras más sabrosas del huerto que además de ser muy rica en nutrientes, dispone de escasas calorías. De cultivo anual y de la misma especie que la remolacha, posee numerosas variedades, casi tantas como maneras tiene de cocinarla. Las acelgas 'blancas', la verde común y la negra son las que más se conocen y cultivan en España.
Las acelgas siempre se han relacionado con las dietas para enfermos o para perder peso, sin saber que tienen muchísimas propiedades y nutrientes. Además siempre se han asociado a alimentos sin sabor. Es muy curioso que quizá por esa asociación la gente las toma muy hervidas y evidentemente no saben a nada. Se pueden hacer de muchas maneras, desde al vapor a salteadas y aceptan la mayoría de las especias. Se trata de una de las verduras más sabrosas del huerto que además de ser muy rica en nutrientes, dispone de escasas calorías. De cultivo anual y de la misma especie que la remolacha, posee numerosas variedades, casi tantas como maneras tiene de cocinarla. Las acelgas 'blancas', la verde común y la negra son las que más se conocen y cultivan en España.
A la hora de comprarlas es mejor no elegirlas demasiado grandotas ya que son menos sabrosas. Cuidar que estén bien firmes y sin manchas. Las acelgas se estropean fácilmente incluso en el refrigerador o nevera aunque aguanta unos cuatro o cinco días si la metemos dentro de un plástico sin cerrar o con agujeritos.
A la hora de cocinar las acelgas hay que tener en cuenta:
- lavarlas en primer lugar ya que suelen contener tierra
- controlar la cantidad ya que menguan mucho
- vigilar la sal ya que tienden, como las espinacas, a tomar un fuerte sabor
- no cocinarlas demasiado rato ya que si no, quedan demasiado "pochas" y liberan más ácido oxálico (negativo para los que sufren cálculos renales).
De las acelgas se aprovecha tanto las hojas de color verde como la penca o tallo.
Yo aproveché el manojo para hacer dos tipos de comida. Una es la tortilla de la que os voy a hablar hoy y la otra es sorpresa. Vamos a ello.
• 100-150 gr de acelgas (sólo la parte verde de las hojas)
• 50 g de jamón serrano
• 5 huevos
• sal, pimienta
• aceite de oliva
Modo de preparación:
Troceamos las acelgas y las lavamos en una centrífuga para lechugas y las dejamos prácticamente secas. Si no disponemos de este aparato de cocina (compremos uno urgentemente, porque es muy útil y cuesta poco) entonces lavamos bien las hojas enteras, les quitamos el exceso de agua con papel de cocina y las troceamos. Cortamos el jamón en dados y lo salteamos en una sartén con un poco de aceite. Le damos unas vueltas (no lo dejamos demasiado tiempo porque endurece) y se añaden las acelgas. Las dejamos pochar removiendo todo con una cuchara. Apartamos. Batimos los huevos con un poco de sal (cuidado, que el jamón también está salado) y pimienta negra recién molida, añadimos las acelgas y mezclamos todo bien. Ponemos una sartén ancha al fuego con aceite y hacemos una tortilla de costumbre. Es importante que la sartén sea ancha porque la tortilla tiene que salir más bien fina para poder luego enrollarla. Cuando la tortilla está hecha por las dos caras, la ponemos en papel de cocina y la enrollamos con cuidado. La dejamos templar. Mientras, preparamos el crujiente de jamón. Colocamos papel Albal en una bandeja de horno, le ponemos encima una capa de papel de cocina, colocamos los trozos de jamón, otra vez papel de cocina y al final papel Albal. Colocamos encima otra bandeja de horno para hacer peso. Introducimos al horno precalentado y lo dejamos durante 5 minutos. Sólo nos queda servir. ¡Qué aproveche!
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