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Ingredientes (para 2 personas):
• 300 gr de calabaza (ya limpia)
• 50 gr de mantequilla
• 1 puerro mediano
• aprox. 1 cm de jengibre fresco
• pimienta verde molida (yo suelo machacar unos granos en el mortero)
• 100 ml de vino blanco seco
• 200 ml de caldo de verduras (o de pollo)
• 30 ml de vino dulce (tipo Moscatel)
• aceite de oliva y un poco de perejil
Modo de preparación:
No sabe lo que se pierde, el que considera la calabaza un alimento despreciable. No sólo es uno de los manjares del invierno, sino que es uno de los alimentos más saludables que se pueden degustar en los meses de frío.
La calabaza es originaria de Asia Meridional, de allí llegó a América Central extendiéndose por todos los país de norte a sur. Los colonizadores españoles la trajeron a España en el siglo XV y de nuestro país se extendió por toda Europa. Sus pipas contienen gran cantidad de aceite que alcanza de 30 a 38 por ciento. Los beneficios fisiológicos del aceite de las semillas son conocidos de sobra, ya que contienen ácidos grasos como el omega-3. Su contenido en grasas y proteínas es insignificante, pero es rica en fibra y vitaminas del grupo A, B1, B2, B3, B6, C y E. Mucha gente la consume casi exclusivamente asada en el horno, pero tiene múltiple maneras de preparación y se usa también en la repostería. Es dulce, pero carece de un sabor fuerte, por lo que combina muy bien con diversas especias, como la nuez moscada, el cilantro, la alcaravea o el jengibre. Cuanto más amarilla es la carne, es más madura, dulce y sabrosa.
Los que no la han probado aún, espero que se animen con esta receta.
Ingredientes (para 2 personas):
• 300 gr de calabaza (ya limpia)
• 50 gr de mantequilla
• 1 puerro mediano
• aprox. 1 cm de jengibre fresco
• pimienta verde molida (yo suelo machacar unos granos en el mortero)
• 100 ml de vino blanco seco
• 200 ml de caldo de verduras (o de pollo)
• 30 ml de vino dulce (tipo Moscatel)
• aceite de oliva y un poco de perejil
Modo de preparación:
Limpiamos y troceamos la calabaza. Picamos el puerro y calentamos en una olla las ¾-as partes de la mantequilla. Cuando esté hirviendo, echamos el puerro, el jengibre rallado y la pimienta verde. Lo pochamos un poco, ponemos la calabaza y lo dejamos a unos 10 minutos. Pasado este tiempo echamos el vino blanco y cuando el alcohol haya evaporado también el caldo de verduras. Dejamos cocer hasta que la calabaza esté tierna. Entonces echamos también el vino dulce. Cuando haya hervido un poco probamos de sal. La hacemos puré con la batidora eléctrica y la pasamos por un colador fino. Si está demasiado espesa podemos echar un poco de agua, pero cuidado con no pasarse (!) ya que debe tener la consistencia de una crema, no de una sopa. Finalmente echamos el resto de la mantequilla. A parte machacamos un poco de perejil en el mortero y lo mezclamos con aceite de oliva. Lo trabajamos bien y colamos. Esta especie de „aceite verde” hará un contraste interesante con la crema no sólo por su color, sino también por su sabor intenso de perejil. ¡Buen provecho!
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