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Ingredientes (para 2 personas):
• 300 g de gamba roja (de Garrucha)
• 8-10 dientes de ajo
• 1-2 guindillas
• perejil
• sal
• aceite de oliva
• un gran plato de escarola
Nunca antes comí una ensalada verde que hubiera estado caliente, mejor dicho templada, hasta que un día en casa de unos amigos me topé con ella. El primer bocado fue sorprendente pero no me disgustaba. Es más, estaba exquisita. Los ingredientes eran diferentes de la ensalada que vamos a hacer hoy, pero en la variedad está el gusto. Aunque lo normal es, que las ensaladas de hoja verde estén fresquitas, hoy vamos a desmontar este tópico. Pero hay que tener en cuenta que no todas las lechugas admiten el calor. La mayoría se queda como un trapo y no tiene un aspecto agradable para la vista. Se necesita una lechuga que aunque se mezcle con ingredientes calientes se queda tiesita. Para esto nos sirve perfectamente la escarola. Pues yo la escarola la junté esta vez ni más, ni menos, que con gambas al ajillo. Es probable que muchos os preguntéis ahora que cómo he podido hacer semejante barbaridad. Porque a los que les gustan las gambas frescas al ajillo, saben muy bien que este plato no necesita otra cosa que un tenedor y un buen cacho de pan. Pero como estoy a régimen suprimí el pan (si no, seguro que habría caído media barra), lo sustituí por escarola y no me arrepentí. Este plato muchas veces lo hago con gambas congeladas y dan muy buen resultado, pero esta vez compré gamba roja fresca. Os podéis imaginar que la ensalada estaba de rechupete. Aunque seguramente todos sabéis como se hacen las gambas al ajillo yo os voy a dar mi versión.
• 300 g de gamba roja (de Garrucha)
• 8-10 dientes de ajo
• 1-2 guindillas
• perejil
• sal
• aceite de oliva
• un gran plato de escarola
Lavamos la escarola y la secamos con la centrífuga de lechugas. La colocamos en un plato y la aliñamos con un poco de sal y aceite de oliva. Reservamos. Limpiamos las gambas reservando las cabezas y las cáscaras. Fileteamos los dientes de ajo limpios y los ponemos en una sartén con aceite de oliva junto con las guindillas a freír.
Mientras, picamos un manojo de perejil. Cuando el ajo esté dorado (cuidado, que no se queme) echamos las gambas, podemos echar 2-3 cabezas también que potencian el sabor y salamos. Contando desde este momento, las gambas en 3 minutos están listas. Os pido por favor que no cocinéis las gambas mucho rato, porque las estropeáis.
Pasado este tiempo sacamos las cabezas y las reservamos. Espolvoreamos las gambas con el perejil y las repartimos por encima de la escarola. Removemos un poquito y listo.
¡Que aproveche!
(Nota: Ponemos en una olla pequeña agua a hervir. Cuando rompa hervir echamos todas las cáscaras y cabezas de las gambas, incluidas aquellas que se estaban friendo. Dejamos hervir unos 3 minutos y apartamos. Cuando ya esté frío o templado sacamos los “tropezones” al vaso de la batidora, echamos un poco del caldo de cocer y lo trituramos bien. Volvemos a echarlo a la olla y colamos todo por un colador fino. De este modo obtendremos una esencia de intenso sabor a marisco, que más adelante podemos utilizar como base, de muchos platos. Se puede congelar en pequeñas porciones.)
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