martes, 11 de octubre de 2011

CARACOLES DE CANELA / FAHÉJAS CSIGA

Ez a recept megtalálható magyarul itt.


Cuando me topé con esta receta enseguida supe que es ESTA... la definitiva. Por fin encontré la receta de caracoles que siempre andaba buscando y la que se adapta perfectamente a mis dotes (un poco deficientes aún) respecto a las masas levadas. Y no porque es una receta cualquiera que se puede embarrullar en 5 minutos. Para nada. Simplemente porque es la menos complicada de todas las que he visto hasta ahora. Sé que sois much@s a l@s que no os cuesta nada trabajar con este tipo de masas y lo hacéis como si fura la cosa más fácil del mundo, pero yo estoy aún muuuuy lejos de este nivel. Esta masa es relativamente sencilla pero muy tierna y sabrosa, a la que podemos rellenar con canela, con cacao, con chocolate, hasta me puedo imaginar rellenarla con mermelada y nueces picadas que es muy típico en mi país. En la receta original se forman caracoles, pero si alguien quiere también puede hacer pequeños cruasanes. Se pueden hornear el mismo día cuando se hacen o se pueden preparar el día anterior y dejarlos por la noche en el frigorífico hasta la mañana siguiente. Así podremos desayunar caracoles calentitos, recién hechos. Los “singles”, los que comen poquito o las familias donde no a todos les gusta el dulce pueden hacer sólo la mitad de la receta o congelar los caracoles que quedan y de vez en cuando sacar algunos y calentarlos en el micro o en el horno. ¡Pero vamos al ataque!

Ingredientes:

• 480 g + 120 g de harina de fuerza
• 25 g de levadura fresca de panadería
• 125 ml de agua templada
• 4 huevos
• 1 cuchara sopera y media de azúcar
• 2 cucharitas de café (rasas) de sal
• 120 g de mantequilla a temperatura ambiente


Para el relleno:

• 7 cucharas soperas de azúcar
• 2 cucharas soperas de canela
• 150 g de mantequilla fundida

Ponemos el agua caliente en un cuenco y le echamos una cuchara de azúcar. Le añadimos la levadura, mezclamos un poco hasta que la levadura se deshaga, tapamos y esperamos a que suba un poco. Le añadimos los 120 g de harina, mezclamos y dejamos levar media hora. Mientras, mezclamos la harina restante con la sal, el resto de azúcar y 100 gramos de mantequilla blandita. Cuando la mezcla anterior haya fermentado, la incorporamos a la harina y amasamos hasta conseguir una masa suave pero fácil de manejar. Entonces la cubrimos con un paño de cocina y la dejamos levar durante dos horas en un sitio de la cocina donde no haya corrientes. Pasado este tiempo cuando la masa haya crecido hasta el doble de volumen, mezclamos el azúcar y la canela con la mantequilla fundida y la masa la estiramos en una superficie enharinada procurando hacer un rectángulo de medio centímetro de grosor. Lo untamos con la mezcla de canela y lo enrollamos. Con un cuchillo bien afilado cortamos unas “rodajas” de un centímetro de grosor y las vamos poniendo en una bandeja de horno forrada de papel de hornear dejando una poca distancia entre ellas (hay que tener en cuenta que crecerán). Si queremos hornearlos el mismo día entonces los cubrimos con un paño y los dejamos levar otra media hora. Mientras, precalentamos el horno a 180 grados y cuando los caracoles hayan crecido los pintamos por encima con un poco de mantequilla derretida y los horneamos hasta que tengan un bonito color dorado. En caso de hornearlos al día siguiente, no hay que levarlos. Se pintan con mantequilla enseguida, se tapan con un paño y los dejamos en la nevera por la noche. A la mañana siguiente los sacamos y los dejamos levar unos 15-20 minutos, mientras se calienta el horno (el tiempo justo para tomar una ducha) y los horneamos. Los dejamos enfriar en una rejilla y los servimos espolvoreados con azúcar glas. ¡Exquisitos!




Fuente: "Édes és Keserű"

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