lunes, 7 de enero de 2013

PASTELITOS DE GALLETAS A LA MIEL CON CREMA

Ez a recept megtalálható magyarul itt.

Esta es una de las muchas recetas muuuuy antiguas que tengo escritas a mano desde hace no sé cuándo. Creo que me la pasó una prima por allá en mis años aún tiernos cuando estaba haciendo mis primeros pinitos en la cocina. J Es una receta que a priori os parecerá muy difícil o al menos complicada, pero no os asustéis que no lo es para nada. Las montones de veces que la he hecho ya, no me ha salido mal ni una sola vez (que es raro! J).  Siguiendo los pasos es, sencillamente perfecta. Y ya no hablo de los pastelitos que tienen una presencia y un sabor que seguro que vais a triunfar.

Ingredientes (para una bandeja de 21x32 cm):
Masa:
·         500 g de harina
·         7 c.s. (cucharas soperas) de leche
·         3 c.s. de miel
·         2 huevos
·         100 g de manteca
·         1 c.s. rasa de bicarbonato sódico
·         150 g de azúcar

Crema:
·         400 ml de leche
·         1 sobre de pudín de vainilla (o polvos para natillas)
·         1 vaina de vainilla
·         200 g de mantequilla a temperatura ambiente
·         200 g de azúcar glass

Más unos 250 ml de mermelada de albaricoque (si es casera mejor).

Cobertura de chocolate:
·         150 g de chocolate negro (70%)
·         75 g de mantequilla

Preparación:

Primero empezamos con la masa.

1.       Todos los ingredientes de la masa (excepto la harina) los ponemos en un bol que a la vez ponemos encima de una olla con agua hirviendo. Cuidado, que no es baño María el bol no debe estar en contacto con el agua. Hay que mover los ingredientes con unas varillas hasta que se disuelva la mantequilla, el azúcar y todo se vuelva un líquido uniforme. Entonces apartamos el bol y seguimos moviendo hasta que llegue a una temperatura que se pueda trabajar.

2.       Añadimos al bol la harina tamizada y amasamos. Si vemos que la masa es demasiado pegajosa podemos añadir un poco más de harina.

3.       Cuando conseguimos que todo se haga una bola, entonces pesamos la masa y la dividimos en cinco partes iguales (por supuesto pesándolos, no a ojo!) y la metemos al frigo unos 15 minutos.

4.       Mientras, ponemos el horno en marcha a 180 grados y preparamos la bandeja, cuyo dorso (sí, el dorso) engrasamos ligeramente con manteca o mantequilla.

5.       En una superficie enharinada estiramos la primera bola de masa a la medida de la bandeja. La enrollamos al rodillo y la desenrollamos al dorso de la bandeja. Si la medida no es exacta no pasa nada, pero intentemos llegar por lo menos a una aproximación. Es mejor que la masa se quede un pelín más corta ya que una vez en la bandeja la podemos estirar con las manos. Si es demasiado grande, es verdad que la podemos recortar, pero la galleta se va a quedar muy fina. Para que se quede bien el grosor tiene que entrar toda la masa.
 
 
6.       Una vez puesta la masa en la bandeja ésta la metemos al horno y horneamos hasta que tenga un color dorado clarito. En mi horno esto suponía 7-8 minutos pero cada horno es diferente. Yo incluso suelo tocar la masa con la mano a ver si está cocida.

7.       Cuando tengamos más experiencia, mientras se hornea la galleta ya podemos ir estirando la siguiente, y si tenemos dos bandejas iguales el proceso se agiliza mucho. Pero si no, mejor vigilar el horno porque en el momento que le quitemos el ojo se nos quema la galleta (lo digo por experiencia). Luego, mientras se enfría tendremos tiempo de estirar la otra.

8.       Cuando sacamos la galleta del horno esperamos a que se enfríe un poco pero no demasiado ya que conforme se va enfriando se va volviendo más frágil. Preparamos un paño de cocina limpio o papel de hornear y cuando al tocar con la mano la sentimos tibia, cogemos la bandeja (utilizando guantes de cocina) pasamos un cuchillo de hoja ancha con cuidado por debajo de la galleta y la deslizamos al paño o papel con cuidado que no se rompa. Es menos complicado hacerlo que escribir.
 
 
9.       Repetimos esto con las otras cuatro galletas. Podemos ir poniendo una encima de otra, separándolas con papel de hornear.  Ah, y no debemos olvidar engrasar siempre el dorso de la bandeja después de cada galleta. Si están todas listas las tapamos con un paño limpio y vamos a preparar la crema.

10.   Ponemos en una taza grande o una jarrita el polvo de pudín, la vainilla raspada y una cuchara de azúcar. Mezclamos esto con un poco de leche hasta deshacer los grumos. Añadimos más leche (hasta 200 ml) mezclamos bien y dejamos reposar 15 minutos. Mientras, ponemos el resto de la leche con el azúcar al fuego. Cuando esté bien caliente empezamos a echar la mezcla del pudín poco a poco removiendo continuamente. Seguimos removiendo a fuego lento hasta que espese. Apartamos y tapamos, dejando un hueco donde salga el vapor y dejamos enfriar.

11.   Mientras, batimos la mantequilla con el azúcar hasta que se vuelva esponjosa y blanquecina.

12.   Cuando haya enfriado la crema de pudín, la añadimos a la mantequilla y seguimos batiendo hasta conseguir una crema fina.

13.   Entonces cogemos con cuidado una plancha de galleta (ya estarán completamente rígidas) y la ponemos en una bandeja o algo similar (yo la puse en una tabla de cortar). La untamos uniformemente con un tercio de la crema. Ponemos encima otra galleta y la untamos con la mitad de la crema restante. (Yo antes de untarla suelo presionar un pelín con las manos para que quede menos aire posible, pero es sólo una manía mía. Principiantes absténganse de esta operación! J)

14.   Después ponemos la tercera plancha de galleta a la cual untamos con mermelada. (Si no tenéis mermelada de albaricoque usad alguna que no sea muy dulce y esté un poco ácida. Contrasta muy bien con la crema.) Luego viene la cuarta y el resto de la crema y finalmente tapamos con la última plancha. Se me olvidó deciros que procurad dejar la plancha de galleta más lisa para el final.

15.   Para la cobertura troceamos el chocolate en un bol el cual ponemos encima de agua hirviendo y añadimos la mantequilla. Mezclamos con una cuchara hasta que se disuelva el chocolate, apartamos y dejamos templar. Mientras, cogemos un trozo de papel de hornear (nos sirve el que utilizamos para separar las galletas) ponemos encima una reja y encima la bandeja con las galletas rellenas.

16.   Echamos el chocolate templado por toda la superficie y lo repartimos. Yo no suelo utilizar ni cuchillo, ni ningún otro utensilio para repartir el chocolate. Cojo la reja y la bandeja juntas y voy tumbando ligeramente hacía donde no hay, o hay menos chocolate, así la superficie se queda completamente lisa. No importa si chorrea un poco por los lados estos de todas maneras luego se cortarán. Dejamos reposar unos 15 minutos y guardamos una noche en sitio fresco (no en la nevera!).
 

17.   Para el día siguiente las galletas se ablandecerán de la crema y mermelada, y el chocolate endurece para poder cortarlo bonito. Primero cortamos los filos y luego cortamos en rectángulos no muy grandes. Conviene cortar sólo lo que se va a servir para que no se seque. Para que queden bonitos utilizad un cuchillo bien afilado para cortar. A mí me preguntaron esta vez si los corté con láser...jajaja. Pues no, pero reconozco que utilicé el cuchillo jamonero. En sitio fresco aguanta hasta 6 días y mejora con el tiempo. C’EST FINI! J 
 
      

4 comentarios:

  1. Qué manitas tienes, están espectaculares!! Besitos

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  2. Alucinada me he quedado, algún dia lo haré ¡¡ seguro!!
    Besitosss

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  3. Una pasada Eva!! no parece dificil sin embargo el resultado final es alucinante. Ahhh, casi casi se te puede "intuir" en la foto de la cobertura, jajaja un biquiño

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    Respuestas
    1. Jajaja...sí, no sabía cómo hacerle la foto para que no se me vea. Parecía un espejo. :-)

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